Durante la Semana Santa, miles de personas se conectan con la espiritualidad, la familia y las tradiciones culturales. Pero hay un ritual cotidiano que también cobra protagonismo en estas fechas: tomar café.
El café no solo es una bebida; es una experiencia que invita a la pausa, a la conversación y a la reflexión. En países como México, Colombia, Perú y España, es común reunirse con seres queridos después de las procesiones para compartir una taza caliente de café. En muchos hogares y cafeterías, el café se convierte en el acompañante perfecto para los momentos de descanso entre las actividades religiosas.
En esta época, algunos sabores típicos resurgen con fuerza. Por ejemplo, el café de olla en México, preparado con canela y piloncillo, es ideal para acompañar postres tradicionales como buñuelos, capirotada o tamalitos de dulce.